13 de diciembre de 2015
Libre tránsito
España, madre de medio hemisferio occidental, ha encabezado la exención del visado Schengen para los ciudadanos colombianos, la cual se ha hecho efectiva desde el pasado 2 de diciembre. La crisis económica la obliga a ver con otros ojos a esa hija a la que impuso restricciones de entrada durante 15 años. He aquí el diálogo entre las dos protagonistas: España, una madre codiciosa e interesada; y Colombia, una hija terca, insumisa y desequilibrada.
ESPAÑA: Ya va siendo hora de acabar con las restricciones. Mis socios europeos y yo queremos que puedas venir aquí sin problemas. Eres bienvenida.
COLOMBIA: ¿Desde cuándo tanta «consideración»? ¿Qué está tramando?
ESPAÑA: Nada. Simplemente, las cosas han cambiado.
COLOMBIA: ¿Y por qué hasta ahora? Hace más de una década, usted misma me tiró la puerta en las narices. Eso no se me olvida. Lo tengo grabado entre ceja y ceja.
ESPAÑA: Tu comportamiento no era el mejor. Estabas en boca de todo el mundo.
COLOMBIA: Siempre han hablado mal de mí.
ESPAÑA: Habías perdido el norte. Tenía que imponerte un castigo.
COLOMBIA: En cambio, cuando usted viene aquí, siempre hace lo que le da la gana. Nadie le revuelve las maletas ni la mira como a una sospechosa.
ESPAÑA: Lo siento. Puedo enmendarlo, ¿no?
COLOMBIA: ¿No será más bien que le está yendo mal en los negocios? ¿Está en bancarrota?
ESPAÑA: No me gusta ese tonito. De verdad, he venido a arreglar las cosas.
COLOMBIA: ¡Qué va! Me buscó porque sus negocios van mal. De lo contrario, ni me miraría. Usted sólo se interesa por lo que pasa de este lado del charco cuando necesita plata. Siempre ha sido una mala madre. Una madre avara. ¡No le creo nada!
ESPAÑA: ¡Cállate! ¡Sigues siendo la más grosera de todas mis hijas!
COLOMBIA: ¡Y usted, la peor madre de todas!
ESPAÑA: ¡Altanera! ¡Maleducada!
COLOMBIA: ¡Codiciosa!
ESPAÑA: ¡Desequilibrada!
COLOMBIA: ¡Frívola!
ESPAÑA: ¡Perturbada! ¡Loca!
COLOMBIA: Si soy loca, es porque usted me parió a las patadas. Soy una mala copia suya.
ESPAÑA: De verdad, que venía a arreglar las cosas.
COLOMBIA: ¿Y qué va a hacer? ¿Va a volver a imponerme requisitos de entrada? ¿Va a seguir mirándome de arriba abajo como si fuera una delincuente?
ESPAÑA: Yo no he dicho eso. Por el contrario, dejaré la puerta abierta.
COLOMBIA: No espere que le dé las gracias.
ESPAÑA: Tú misma...
COLOMBIA: Ya veré si me da la gana de irme para allá. Lo pensaré. Han sido varios años de negativas y obstáculos. Además, como usted misma dice, las cosas han cambiado. Quizá ya no necesite irme para allá a lavar baños ni a cuidar viejos. En cambio, a usted la veo cada vez más seguido por estos lados. Qué vueltas da la vida, ¿no?
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1 comentario:
Una conversación entre mujeres, la señora Gran España y la señora Pequeña Colombia. España es una reina destronada. Colombia la hija terca, pero lastimosamente no insumisa, sino racista, violenta y clasista. Eso y lo desequilibrada ¿lo habrá heredado de la madre que actuaba como padre déspota?
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