—Entiendo, padre, que este vídeo pueda resultarle ofensivo a usted y al resto de los creyentes.
—Es toda una blasfemia, hijo.
—De hecho, hay que reconocer que esta vez Javier Krahe (foto arriba) ha estado especialmente burlón y provocador.
—La sabiduría de Dios habla por tu boca.
—Pero no debe olvidar, padre, de que se trata sólo de un vídeo. Es decir, de ficción.
—La fe no hace esas distinciones.
—Y como toda obra de ficción, es una expresión. Ni usted ni los señores del Centro de Estudios Tomás Moro debieron tomárselo tan en serio. Fíjese, que llevar al pobre Krahe a los tribunales...
—La Justicia debe estar del lado de Dios.
—Una cosa es atentar contra los sentimientos religiosos de alguien. Y otra, muy distinta, es rodar un corto en el que se unta un Cristo en mantequilla y luego se pone al horno durante tres días. El problema, si hubiese alguno, sería en todo caso para el director del corto. Y no tendría nada que ver con los sentimientos religiosos, sino con la efectividad o no del recurso.
—Me parece que tu fe claudica.
—Eso sí, debo admitir que hay algo muy desafortunado en todo esto.
—Dímelo, hijo, y quizá te conceda una última indulgencia.
—¡A ese Cristo le hace falta sazón! O por lo menos algo de adobe, o un poquito de guiso para bañarlo en el momento de servirlo. Es que así, francamente, no hay ateo que se lo coma.
Pienso que para algunos el cristo es solo una imagen y ya, como cualquier otra. Pero para otros tiene un significado muy importante, en especial el religioso, que es muy sensible. Por ello creo que ha faltado al respeto, independiente de la efectividad del recurso.
ResponderEliminarNo se que significado tenía para el autor el cocinar un cristo, que si hubiese usado una imagen de alá, la cosa sería peor.
No sé si es falta de respeto, pero admitamos que es ofensivo. Sobre todo, como tú dices, para los religiosos 'sensibles'. Lo que no cabe en la cabeza es que pueda ser considerado como un delito. Eso es dar un salto muy grande.
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