28 de noviembre de 2011

Hermano



Daniel (Fernando Moreno) y Julio (Alí Rondón) son dos hermanos de crianza que viven en un barrio marginal de Caracas. El segundo representa la parte oscura de esa realidad: bandas, delincuencia, drogas, asesinatos... El otro encarna la superación: asiste puntualmente al Liceo, no le atrae la vida de los malandrines y, sobre todo, quiere llegar a vestir la camiseta del equipo de fútbol su ciudad, el Caracas F.C. Y un día, un ojeador...
   —¡Espere, no siga! Ya sé lo que me va a contar. Se trata de una de esas historias en las que un niño sueña con ser futbolista y debe vencer un millón de obstáculos para lograrlo...
   —En parte, sí. Pero hay algo más.
   —No creo. Todas las películas sobre fútbol son iguales.
   —Pues ésta no. Resulta que a su director, el venezolano Marcel Rasquin, se le ocurrió darle un par de vueltas a la idea. Y le salió algo bastante interesante. No es sólo una película sobre fútbol. Es una película sobre el Bien.
   —El fútbol es un deporte de ignorantes. ¿Qué puede decir sobre el Bien?
  "Hermano" no es la historia de un sueño cumplido. Es más, para Rasquin el fútbol no es enteramente esencial. Por debajo del relato late un tema más complejo: el bien como antídoto de la violencia y la marginalidad. Como el único camino posible: el recién nacido que es rescatado de un basurero, un aborto que no llega a realizarse, una venganza no consumada, el apartamiento de las armas, un sueño, una vida más allá de las barriadas...
   —Empieza a gustarme.
   —Me alegra.
   —Y en cuanto al Mal... ¿Cree de verdad que Latinoamérica podrá erradicarlo?
   —Colombia no, porque dejaría de llamarse Colombia. Pero el resto de países, quizá. Me gusta creer que sí. Que bastante hemos tenido con estos dos siglos. Y en caso de no poder erradicarlo, por lo menos frenarlo, mirarlo a la cara, hacerle frente y no permitir que siga avanzando.

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