13 de noviembre de 2011

Imaginarios


Esta historia me la contó una mujer (*), va sobre mujeres, pero no es sólo para mujeres. Ocurrió en Helsinski, Finlandia, a mediados del año 2010. En un colegio de primaria, la maestra inició el nuevo curso con la dinámica de todos los años: le preguntó a los niños qué querían ser cuando grandes.
   —Yo, piloto de avión —dijo uno.
   —Yo, maestro —dijo otro.
   —Yo, bailarina —apuntó otra.
   —Yo, futbolista —agregó otro.
   Y así uno por uno. Pero el último niño permaneció en silencio. La maestra, desconcertada, le preguntó:
   —¿Y tú? ¿No nos dices nada?
   El niño, con los brazos cruzados sobre el pupitre, la miró con el ceño fruncido.
   —Yo quería ser Presidente de Finlandia —dijo.
   —Fenomenal —apuntó la maestra—. ¿Pero es que acaso ya no quieres serlo?
   El niño improvisó un gesto de aburrimiento.
   —Sí, me gustaría. Pero es que en Finlandia sólo hay presidentas (**). Es una lástima.


   * La anécdota original fue relatada por Epsy Campbell, directora del Centro de Mujeres Afrocostarricenses, durante Festival Vivamérica 2011.
   ** Desde el 1 de marzo de 2000, la presidencia de Finlandia la ejerce la socialdemócrata Tarja Halonen (foto arriba).

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