18 de diciembre de 2011

Gobierno a la luz de las velas



   —Hoy está usted inspirado. Qué título más poético para un post.
   —Gracias, pero no es ninguna metáfora.
   —¿Ah, no?
   —No. Es literal. Se me ocurrió hace unos días. Estaba leyendo la prensa y encontré la noticia de que al Ayuntamiento de Cuenca están a punto de cortarle la luz y el teléfono por no pagar las facturas. Dentro de poco, el alcalde y el resto de funcionarios tendrán que gobernar a la luz de las velas, como en la Edad Media. Y en vez de ordenadores, desempolvarán las viejas Remington y tendrán que anunciar sus medidas a toque de trompeta.
   —Bueno, no se sorprenda. Hasta el año pasado, a casi 450 ayuntamientos en toda España les pasaba algo parecido.
   —Ya sé. ¿Pero no le parece contradictorio?
   —¿El qué?
   —Pues eso, la deuda, el sistema... A fin de cuentas, ¿qué es un Ayuntamiento?
   —El gobierno de una ciudad.
   —¿Y quién elige ese gobierno?
   —Los ciudadanos.
   —¿Y con qué se cubren los gastos de ese gobierno y de la ciudad en general?
   —Con los impuestos que cada año pagan los ciudadanos.
   —Pues ahí está el asunto. Algo está pasando para que lo recaudado entre 58.000 conquenses no alcance para cubrir los gastos municipales. ¿Qué clase de Ayuntamiento es ése? ¿Qué puede esperar un ciudadano común de un gobierno que ni siquiera es capaz de pagar la luz y el teléfono?
   —Nada, no puede esperar nada... O bueno, sí, una sola cosa: que el alcalde compre muchas, muchísimas velas.

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