20 de julio de 2015
Escudo nacional
—Como el año pasado y el antepasado puso el grito en el cielo, este 20 de Julio no le voy a poner la bandera de Colombia al revés. Para que vea que soy un «buen patriota».
—¡Bendito sea mi Dios! ¡Ya era hora, compadre!
—En cambio, esta vez le he traído una singular versión del escudo patrio.
—Qué cosita con usted. No da puntada sin dedal, ¿no?
—¿Acaso no le gusta? Vea que se lo traje especialmente para celebrar la Fiesta Nacional.
—Sabrá Dios de dónde lo sacó. Ése no es el escudo de Colombia.
—Estrictamente, no, pero podría serlo...
—¿Cómo así que «podría serlo»?
—Los escudos son símbolos, y todo símbolo representa una idea, pensamiento o concepto de la realidad. En este caso, si se trata de enaltecer los valores de Colombia, este escudo es mucho más fiel que el de la Casa de Nariño: las ratas sacándole las tripas al cóndor de los Andes, el lema «Corrupción y Desorden» en lo más alto, el blasón completamente saqueado, las banderas rotas y descoloridas, las cadenas del secuestro... Vamos, que ni hecho a la medida.
—Colombia es más que eso, compadre. Ese escudo está incompleto.
—Tiene razón. Habría que poner una calavera en algún sitio. O quizá un muerto.
—Agradezca que yo le alcahueteo estas barbaridades. No quiero imaginarme cómo estarán de rabiosos los pocos compatriotas que todavía leen este blog.
—Ahora que lo dice, siempre me he preguntado por qué hay gente tan sensible con estas cosas.
—¿Y qué quería? ¿Que le dieran la Cruz de Boyacá por su «ejemplaridad»?
—Me pasa cuando pongo la bandera de Colombia al revés. Pero también pasa aquí en España cuando vascos y catalanes pitan el himno nacional. O incluso en Estados Unidos, cuando algún reaccionario saca la bandera confederada. ¿Tanto lío por un par de trapos?
—La patria es sagrada, compadre. Como la mamá de uno.
—La patria es una invención, un imaginario, una idea que se le ocurrió a algún desocupado. Ni siquiera Israel, con ese cuentico del «pueblo elegido», puede decir lo contrario. Es verdad que los símbolos aglutinan, generan identidad y sentido de pertenencia. El asunto es que algunos testarudos se lo toman demasiado en serio y piensan que el símbolo lo es todo. Que «su» símbolo es el centro del universo. Y se enrabietan cuando uno los critica o profana. En este mundo no hay nada sagrado, ni siquiera el viejo barbudo que nos vigila desde la estratosfera.
—No diga esas cosas. Mejor piense qué va a hacer con ese escudo.
—Tengo una idea: vamos a llevarlo al Consulado de Colombia en Madrid. Hasta hace poco, allá pasaban cosas raras y no desentonaría del todo. ¿Me ayuda a cargarlo?
—¿Al Consulado, compadre? ¿Y lo llevamos así, sin más?
—No, claro que no. Primero nos presentamos, bien tempranito y con el pasaporte en la mano, y decimos que se trata de una donación para la fiesta del 20 de Julio. Si nos miran con cara de pocos amigos, lo cual ocurre casi siempre, decimos que queremos cambiar la imagen de Colombia y que, por eso mismo, nos hemos tomado la molestia de modificar unos «detallitos» del escudo nacional. Al fin y al cabo, los símbolos patrios están para representar aquello que realmente somos, la esencia de lo que nos conforma como nación. Eso sí, no nos iremos de allí hasta que lo pongan en la entrada principal junto a la bandera tricolor. Sólo entonces podremos volver a casa como los buenos patriotas que somos.
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2 comentarios:
Ambidiextro, tengo que decirle que su entrada dice muchas verdades, pero no se olvide de lo bueno que también tiene Colombia, porque aún existe gente con buen corazón, a quienes les duele todo lo que usted explica, y quisieran hacer algo para cambiarlo. Con toda la sabiduría e inteligencia que Dios le dio, debería aportar en sus textos no solo crítica, sino contenidos que ayuden a despertar consciencia en la Patria, y seguro ganaría más lectores.
Un saludo.
Disculpe señor Amdiextro. Leyendo su respuesta volví a leer el comentario y me di cuenta de un grave error, es conciencia. Discúlpeme el fallo humano.
Un saludo y gracias a usted por escribir los post, siempre los leo.
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