10 de julio de 2013

Otra mirada



—Convendría que ahora, con todo este lío de la crisis, España mirara con menos desdén lo que pasa del otro lado del Atlántico.
   —Es verdad. Una buena parte de los españoles no sabe nada de vosotros.
   —Y para empezar, sería bueno dejar algunas cosas claras.
   —¿Qué cosas?
   —Por ejemplo, que México no está en Sudamérica.
   —¿Ah, no?
   —No. Los Estados Unidos Mexicanos, que al norte limitan con EE.UU. y al sur con Guatemala y Belice, hacen parte de un subcontinente llamado Norteamérica. Es decir, que cuando alguien llama «sudaka» a un mexicano, no sólo pone en evidencia un sentimiento xenófobo, sino también unos escasos conocimientos geográficos. Lo correcto sería decir «nortaka», y habría que aplicárselo igualmente a estadounidenses y canadienses.
     —Jo, pues no lo sabía. En todo caso, me imagino que Sudamérica debe de ser un lugar mágico, bellísimo, con paisajes exóticos tanto en invierno como en verano.
   —Pues su imaginación es prodigiosa.
   —¿Prodigiosa?
   —Claro, porque en la mayor parte de Latinoamérica (es decir, desde el norte de México hasta el sur de Brasil) no hay estaciones. Al estar en la zona tropical del planeta, las ciudades tienen el mismo clima todo el año. El frío o el calor dependen de la altura sobre el nivel del mar y las temperaturas sólo varían cuando llega la temporada de lluvias, que en cualquier caso no tiene nada que ver con el invierno europeo. Lo único que sí tenemos es «El otoño del patriarca», pero eso no es una estación sino una novela de García Márquez.
   —Ah, sí, perdón... Algo de eso me dijeron sobre Costa Rica y las demás Antillas.
   —Querrá decir Puerto Rico, que sí hace parte de las Antillas. Costa Rica, en cambio, está en otro subcontinente que se llama Centroamérica.
   —Bueno, sí, es igual... Lo que quería decir, en últimas, es que tengo muchas ganas de conocer esa parte del mundo. Me hace muchísima ilusión. Lo más cerca que he estado es en América, cuando visité Nueva York. Si todavía no lo he hecho, es porque me da un poco de miedo eso de las dictaduras militares. Ya sabe, la prensa dice tantas cosas...
   —Pues pierda el miedo, hombre. Las dictaduras en Latinoamérica acabaron hace muchos años. La única que todavía sigue en pie es la de los hermanos Castro, en Cuba, pero se trata de un régimen bastante generoso con los extranjeros, sobre todo si llevan dinero en el bolsillo. Es más, si algún día se anima a visitar la isla (que es, por cierto, una de las Antillas Mayores), se dará cuenta de que usted tiene más derechos que los propios cubanos.
   —Ya, claro, es que...
   —Ah, y una última cosa: usted sí visitó América, en efecto, pero apenas una zona. América no es sólo Nueva York o Estados Unidos. América es todo el continente: desde Alaska hasta la Patagonia. Y, por eso mismo, todos los que venimos de allí somos americanos. Así que, por favor, cuando se refiera a los nacidos en EE.UU., no diga «americanos». Diga «estadounidenses» o «gringos». El señor Vespusio, dondequiera que esté, se lo agradecerá eternamente.

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