21 de noviembre de 2012

Carta (imaginaria) de Samia Yusuf Omar horas antes de embarcarse al naufragio



 


           Recordada Teresa Krug:

            Agradezco que siga pendiente de mí. Pensé que su interés por mi vida se limitaría a la redacción del reportaje que publicó hace unos meses en Al Jazeera, y en el que cuenta mi participación en los Olímpicos de Pekín en representación de Somalia. Pero veo que no es así y, repito, se lo agradezco.
            He llegado milagrosamente viva a Libia. Como sabrá, el viaje a Occidente es largo, difícil y cada día trae nuevos peligros. Ni se imagina la cantidad de cosas que me han ocurrido en mi paso por Etiopía y Sudán. He estado en la cárcel. He pasado hambre y he llegado a perder muchos kilos. Jamás habría podido competir en aquel estado. Pero desde hace unos días empiezo a recuperarme. Y mañana temprano, si el buen tiempo así lo quiere, me embarcaré por fin hacia Italia.
            Sé que usted nunca ha estado de acuerdo. En su mensaje me ruega que regrese a casa de Eshetu, mi entrenador, y que desista de esta idea. Pero no puedo dar marcha atrás, Teresa. Lo siento. De un tiempo para acá, mi paciencia se ha ido agotando. La guerra en Somalia es asfixiante. Los radicales me persiguen por ser mujer y me han prohibido continuar con mi carrera deportiva. Mi familia ha sido desplazada a un campo de refugiados. Y mi madre, como última opción, ha decidido vender nuestro único terreno para costearme este viaje. Soy la única esperanza de ella y de mis cinco hermanos pequeños.
            No sé si llegaré a Londres 2012, pero tengo que intentarlo. Al igual que en la prueba de los 200 metros en Pekín, cuando acabé la última con once segundos de retraso respecto al resto de atletas, esta vez también quiero llegar a la meta. Entiéndame, necesito dejarlo todo. Es lo último que me queda. Sé muy bien que en la otra orilla no habrá medallas ni reconocimientos, pero se trata de la prueba más importante de mi vida. Se trata de la prueba por ganarme otra vida.
            Cuando reciba esta carta, seguramente yo estaré cruzando el Mediterráneo. No sé, por tanto, si será la última vez que tenga noticias mías. Si logro llegar a Londres y unirme al resto de la delegación de mi país, se lo haré saber cuanto antes. Si no, será porque el viaje (y mi vida)habrá tomado otro rumbo.
            Con cariño,


             Samia Yusuf Omar.
            Abril de 2012, desde algún lugar de Libia.
 

(*) Cada año, miles de personas intentan llegar a las costas europeas desde África. Hace seis meses, la atleta somalí Samia Yusuf Omar, quien conmoviera al público en Pekín por su espíritu deportivo, lo intentó sin éxito. Tenía 21 años en el momento del naufragio.

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