24 de diciembre de 2014

Pesebre negro




—Más que un pesebre de Navidad, esto parece una partida de ajedrez en la que las fichas negras son mayoría y las blancas, pese a todo, tienen el control.
   —Hay otra diferencia importante: la valla que separa a unos de otros.
   —¿Una valla en un pesebre?
   —Como la de Melilla, salvo que en este caso está custodiada por soldados romanos. En el lado negro, los tres Reyes magos, después de una penosa y larga travesía por el desierto, esperan pacientemente la oportunidad de saltarla. En el lado opuesto, las figuras blancas juegan al golf y sonríen en medio un campo verde, terso y limpio.
   —Parece una fortaleza. ¿Quién vive allí?
   —Herodes. Es decir, la gran Europa.
   —¿Y esos de más atrás, quiénes son?
   —Miles de pastorcitos indocumentados que sueñan con llegar al otro lado de la valla. Sólo unos pocos lo logran. La mayoría muere en el intento.
   —¿Y aquel surco larguísimo?
   —Era un río que se secó. En este pesebre, los ríos y los pozos ya no existen.
   —Y supongo que esos de allá son Jesús, José y María.
   —Muchas «Marías» dan a luz mientras se lanzan a la aventura de Occidente. La diferencia es que no conciben por obra y gracia del Espíritu Santo. Casi todas son ultrajadas y violadas por los líderes de las mafias que se lucran llevando a miles de personas a la frontera. Ningún «José» se hace cargo de esos niños. Tampoco hay ángeles que hablen en mitad de los sueños.
   —Al menos están en una posada...
   —No es una posada. Es un hospital de la Cruz Roja cerrado por culpa del ébola.
   —¿Y quién atiende a la gente?
   —Nadie. Los últimos sanitarios que quedaban, casi todos voluntarios, se vieron superados ante la magnitud de la epidemia y no tuvieron más opción que echar el cierre. Volvieron a Europa a pedir nuevos recursos, pero lo más probable es que no los oigan. La fortaleza de Herodes no sólo está protegida por la guardia romana; también por las concertinas de la indiferencia, la soberbia y la ignorancia. O sea, verdaderas murallas para un mundo distinto.


(*) Pesebre solidario de la fundación Mensajeros de la Paz. Hasta el próximo 6 de enero en la Capilla de Nuestra Señora de la Soledad (c/ Fuencarral, 44 - Madrid).

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