Este año mi regalo de Reyes Magos ha sido el ensayo "Comediantes y mártires (Debate, 2008)", del argentino Juan José Sebreli. El libro habla sobre el culto a los ídolos contemporáneos y su mitificación en nuestras sociedades. Para ello, repasa la vida de cuatro personajes representativos en la Argentina —y en el mundo— durante el siglo XX. Y uno de los capítulos está dedicado a Diego Armando Maradona.
—¡Con Maradona no se meta! ¡Es el mejor del mundo y eso no se discute!
—Todo lo contrario. Como es tanta la gente que repite la misma retahíla, habría que mirar qué tan cierto es eso. No puede quedarse en una cuestión de mero gusto. Si por el gusto fuera, cada uno tendría su candidato. Imagínese, mañana vienen los madridistas más acérrimos diciendo que Guti es el mejor de todos.
Basado en una excelente documentación, Sebreli repasa momentos clave de la biografía del jugador y hace una clara distinción entre el Maradona futbolista y lo que él considera la «superstición» de Maradona como mejor jugador de todos los tiempos, un «invento» que tomó forma tras el mundial de México 86 y se consolidó con los años. De paso, ofrece algunas pistas para entender por qué la retahíla llegó a boca de medio mundo (la clasificación es mía).
1. La publicidad y el auge del fútbol por televisión: El impacto de Maradona fue sobre todo televisivo. Casi todos sus seguidores nacieron o crecieron en la cultura de la pantalla chica. Fue una ventaja que no tuvieron otros futbolistas en su momento. ¿O es que usted tiene en la retina algún gol o por lo menos una jugada de Puskás, Di Stéfano o Eusebio?
2. La afición del Nápoles: más que admiración, los seguidores del club llegaron a idolatrarlo. Y de ahí al mito, sólo hubo un paso. Recuerde que hablamos del sur de Italia, una región en su mayoría agrícola, provinciana y localista. Todo lo contrario que el norte. Por eso es lógico pensar que si Maradona hubiera jugado en el Milán, la Juventus o en cualquier otro equipo de esa parte del país, no se habría armado semejante escándalo.
3. El nacionalismo argentino: un país que es especialmente proclive a la creación de ídolos (Che Guevara, Eva Perón, Carlos Gardel, entre otros) y en el que el fútbol es una cuestión de vida o muerte, no pudo encontrar mejor caudillo. Maradona era el «sentimiento» de toda una nación. De ahí en adelante, la prensa y un tal Grondona se encargaron del resto.
4. Sobrevaloración del título en México 86: se dice que «él solito llevó a la Argentina al campeonato», pero lo cierto es que en esa selección también había jugadores de primerísimo nivel, como Pasarella, Burruchaga, Batista, Borghi o el mismo Valdano. El parloteo de los televisores fue el que le dio todo el mérito a Maradona. Guardando las proporciones, sería como centrar todos los focos de Sudáfrica 2010 en Andrés Iniesta.
—Usted no haga caso a ese libro. ¿Quién se lo regaló?
—Los Reyes Magos. En España los regalos los traen los Reyes.
—Ja. ¿Lo dice en serio?
—Pues claro que no, hombre. Es una forma de decirlo. Hace mucho dejé de creer en los Reyes. Y en el mito de Maradona. Cuando uno llega a cierta edad, deja de creer en esas cosas.
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