Ahora que abril y mayo parecen empeñados en devolvernos al invierno antes que anticiparnos a la temporada estival, han vuelto a aflorar los típicos comentarios contra los días nublados, la lluvia, la nieve y el frío. El corito se oye en calles, esquinas, bares, tiendas, autobuses, trenes, metro, oficinas, centros comerciales y en cuanto sitio uno se imagine.
Cansado de semejante cantinela, El Ambidiextro ha decidido salir en defensa del llamado «mal tiempo» y refutar una a una las frases que diariamente se alzan en su contra.
—«¡Qué tiempo más malo!». Para empezar, vamos a dejar clara una cosa: el tiempo no es ni bueno ni malo. El tiempo es como es. La lluvia y el sol no tienen segundas intenciones. Son parte de los ciclos de la naturaleza. Que a usted le parezca malo el frío y bueno el calor, es paranoia suya. Yo, si estuviera en su lugar, pediría hora con el psiquiatra y me lo haría revisar. Tengo un amigo que empezó diciendo cosas parecidas y ahora está en el manicomio.
—«Con el frío no dan ganas de nada». ¡Qué poca personalidad la suya...! Fíjese, dizque abandonarse a la inacción sólo porque los termómetros están por el suelo. No busque excusas: eso se llama PEREZA. Sí, así como suena: PE-RE-ZA. Y si no, pregúntele a los soldados rusos que, en pleno invierno del 42-43, rescataron Stalingrado de la ocupación nazi. ¿Qué le parece? ¿Será que tampoco tenían «ganas de nada»?
—«El calor es alegría, diversión, fiesta». Claro, para juerguistas como usted es el argumento perfecto: sol, playa, desorden, bullicio, holgazanería... Es más, en los meses fríos se la pasan añorando sitios como Cancún, Punta Cana o Las Bahamas, donde hay verano todo el año. Pero le propongo una cosa: la próxima vez, antes de quejarse, coja un avión hacia el África y plántese en medio del desierto del Sahara. Luego me cuenta si al tercer día sigue pensando en la juerga. ¿No dizque le gusta tanto el calor?
—«El frío no inspira nada bueno». ¡Mentira! Los meses fríos son propicios para la reflexión, la introspección y la creación. Que usted no sepa lo que significan esas cosas, problema suyo. Además, si semejante cosa fuera cierta, a don Miguel de Unamuno jamás se le habría ocurrido escribir su famosa novela «Niebla». Tampoco habrían aparecido joyas del cine como «Cantando bajo la lluvia» (foto arriba) y los Guns n' Roses no habrían compuesto «November Raín». Vamos, que el invierno no tiene la culpa de su falta de talento.
—«¡El invierno no debería existir!». Qué fácil decirlo... Claro, como usted está tan cómodo en su casa, tumbado en el sofá viendo la tele y con la calefacción a tope, aquello le parece lo más normal del mundo. ¿Pero se ha puesto a pensar en el daño ecológico que eso supondría? ¡Inconsciente...! Bueno, aunque a decir verdad ya lo estamos viendo: polos derretidos, animales en vías de extinción, calentamiento global... En fin, que puede estar tranquilo. Su deseo está a punto de hacerse realidad. Qué maravilla, ¿no?
(*) Fotograma del musical «Cantando bajo la lluvia» (Stanley Donen, 1953 - EE.UU.)
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