31 de diciembre de 2013

Uvas con aguardiente



—Compadre, este año no sé qué pedir para Nochevieja. El 2013 no me trajo nada de lo que quería: ni la chiva ni la burra ni la buena suegra.
   —Yo por eso nunca pido nada. Me conformo con tener llena mi copa de aguardiente.
   —¿Qué le parece, compadre, si este año me ayuda con los deseos?
   —Está bien, pero las uvas se las come usted.
   —Trato hecho, compadre. Ya tengo listas las uvas... A ver, la primera.
   —¿Se le ocurre alguna cosa?



   —Quería pedir por el fin de la crisis económica.
   —No, hombre. No sea iluso. La crisis existe desde que el hombre dejó de contar con los dedos.
   —Bueno, pero no perdemos nada con pedirlo.
   —Allá usted. Son sus uvas.



   —Vamos con la segunda, compadre. Estaba pensando en pedir buena salud...
   —Sí, de eso pida bastante. Que no le falte. Como el plan del PP es acabar con la sanidad pública, lo mejor es no enfermarse. Dentro de poco nos cobrarán hasta por morirnos.



   —Listo, mucha salud. ¿Y dinero?
   —El necesario. Y si es posible, escóndalo debajo del colchón para no darle el gusto a los bancos.
   —¿Ni siquiera al banco malo?
   —Ni siquiera. Además, no diga «banco malo». Es una redundancia.



   —Está bien. Vamos por la cuarta, compadre. ¿Qué le parece si pido por la paz de Colombia?
   —Son deseos, no quimeras. Acuérdese que Colombia no tiene remedio.
   —¿Y por la reelección del presidente Santos?
   —Eso me gusta más. Tal como están las cosas, es lo menos peor que le puede pasar al país.



   —Vale, entonces la cuarta por Santos. ¿Y la quinta?
   —Ya que hablamos de política, pida por la señora Bachelet. Es una gran noticia que haya vuelto a la presidencia de Chile. Ese sí es un socialismo de verdad.
   —¡Viva Bachelet! ¡Salud, compadre!
   —¡Salud! ¡Y lléneme otra vez la copa, que ya casi son las doce!



   —Ahí está, bien llenita, para que reciba el año como es debido... Y ahora, si le parece, me voy a comer otra uva por Jordi Évole.
   —¡Estupendo! España necesita más periodistas como él.



   —Y otra por Edward Snowden, para que siga sacándole los trapos al sol a los gringos.
   —Of course, of course!
   —Y por la bertad de expresión, compadre.
   —Y por el triunfo de la verdad.



   —Y otra más por el Papa Francisco, para que saque los malos espíritus del Vaticano.
   —¡Dios lo oiga!



   —¿Y por Michael Haneke? ¿Qué le parece, compadre, si me como una uva en honor a Haneke?
   —Claro, para que nos siga regalando películas tan conmovedoras como «Amor».



   —¿Nos falta alguien, compadre?
   —Nos falta el más importante: el maestro Fernando Vallejo.
   —¿El viejo lengüisuelto que va por el mundo hablando barbaridades de Colombia?
   —Sí, el mismo. Mi mejor compatriota. Cómase la uva más grande por él y pida para que sus libros nos sigan acompañando en la placidez de este exilio.
   —¡Viva Vallejo! ¡Un brindis por sus libros!
   —¡Salud! ¡Y otra vez salud!



   —Ya vamos por la undécima, compadre. ¿Qué le parece si pido por una buena actuación de la Selección Colombia en el mundial de Brasil?
   —No sea iluso. Eso es como pretender que llueva de pa' arriba.
   —¿Usted cree, compadre?
   —Sí, hombre. Más bien pida por La Roja, a ver si el próximo verano volvemos a celebrar.
   —Vale, por la Roja. Que, además, esta vez tendrá a Diego Costa.



   —Me queda la última uva, compadre. ¿Qué opina si para el 2014 pido una buena suegra?
   —Aunque parezca imposible, las buenas suegras existen.
   —Vale, entonces la última uva por una buena suegra. Y por la hija, claro.
   —Y que, además de buena, ojalá esté bien buena.
   —¿La suegra o la hija?
   —Usted pida por las dos, que si no le gusta la una se queda con la otra.
   —¡Bien dicho, compadre! ¡Salud! ¡Y Feliz Año!

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