12 de junio de 2012

El patriamóvil




—Mire, compadre. Qué busesito más bonito el que nos puso la ministra María Ángela Holguín a los colombianos que vivimos en España. Le dicen el «patriamóvil».
   —¿Como el de Benedicto XVI?
   —Sí, compadre. La diferencia es que éste no lleva ningún pontífice dentro, sino funcionarios consulares en representación de la patria. ¿Le gusta?
   —Está bonito. Para qué negarlo. Lo que me disgusta es que sólo sirva para entregar pasaportes, registros civiles, poderes, certificaciones y documentos de identidad. Si la idea es acercar la patria a todos los que vivimos fuera, el busesito también debería ocuparse de otros asuntos.
   —Ah, usté habla de cosas como el desempleo, las hipotecas, la exclusión social...
   —No, no. Esos son asuntos secundarios.
   —¿Entonces, compadre?
   —Yo me refiero a problemas de verdad. Por ejemplo, la gastronomía. Si se fija, casi todos los compatriotas del exilio viven añorando los platos de la cocina criolla. Se les hace agua la boca sólo con nombrarlos. Y es un problema de gran magnitud, pues se quejan todo el tiempo y su apetito nunca está saciado. «¡No hay como lo nuestro!», gritan eufóricos.
   —Eso es bien cierto, compadre.
   —Pues convendría que el patriamóvil, además de llevar la bandera tricolor por toda España, también repartiera empanadas de arroz, tamales, buñuelos, pandebonos, almojábanas, achiras, arepas de choclo, pasteles de yuca, papas rellenas, entre otras cositas. A ver si con eso le ponemos fin a tanto bendito antojo.
   —Sería una buena solución.
   —Y para los que extrañan mucho el país, que también son casi todos, que les repartan bolsitas con tierra. Entonces, si alguien dice «Soy de Manizales», pues que le den una bolsita con cenizas del nevado del Ruiz. Y si otro dice «Soy de Cartagena», pues que le den una bolsita con arena de las playas de Bocagrande. Y así con el resto de compatriotas. Sería cuestión de que usté presente su cédula en el patriamóvil y ahí mismo le entregan su bolsita.
   —Qué buenas ideas se le ocurren, compadre.
   —Es sentido común. Hay que darle prioridad a nuestros problemas más urgentes.
   —Usté, como mínimo, debería ser cónsul, compadre.

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