7 de octubre de 2013
Agnosticismo (político)
—Antes de que siga escribiendo barbaridades a diestra y siniestra, a los lectores de este blog nos gustaría que nos dejara clara una cosa.
—Adelante, ni más faltaba.
—¿Usted es de derechas o de izquierdas?
—¿A qué viene la pregunta?
—Necesitamos saberlo. No podemos seguir alimentando las estadísticas de estos posts sin tener clara su orientación política. Es urgente que se posicione en un lado o en otro.
—Eso es como preguntar si uno cree o no cree en Dios.
—¿Y usted cree en Dios?
—Digamos que soy agnóstico.
—¿Qué quiere decir?
—Que creo en Dios, pero no en las religiones. No es necesario rezar como loritos mojados para darse cuenta de que las cosas tienen un alma común. Dios es esa alma.
—Vale, suficiente... ¿Y en términos políticos?
—También soy agnóstico.
—¡Qué facilidad para escabullirse! ¿Podría ser más explícito?
—Creo en la política, pero no en los partidos políticos. O, por lo menos, no en los que tenemos ahora mismo. La política, vale la pena recordarlo, es un ejercicio más amplio, dinámico, que no se agota en el mero hecho de ir a votar cada cuatro años y elegir unas listas cerradas a cal y canto. Al igual que Dios, la política está en todo: en el hemiciclo del Congreso, en los medios de comunicación, en las aulas de la universidad, en las agremiaciones, en el bar de la esquina, en las juntas de vecinos, en los Madrid-Barça... En fin, en todo lo que somos.
—Vamos, que usted no es de derechas ni de izquierdas.
—Ya le dije: no creo en religiones. Además, esas palabras ya no significan nada.
—¿O sea que tampoco vota?
—Ni voto ni soy devoto. En las actuales circunstancias, creer en la política institucional es casi un acto de fe. Prefiero seguir ejerciendo la política del día a día.
—¿Y cuál es esa política?
—La esencial, la primaria, la más importante... Hablo de la política de los espacios de reflexión, la del consenso y la educación, la de las protestas pacíficas, los cambios a pequeña escala y los gestos solidarios hacia los otros. Una política viva, palpable, útil. Una política sin libros sagrados ni profetas ni sermones. O dicho de otro modo: la política del agnóstico.
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“AGNOSTICISMO” POLÍTICO
Juan Antonio Vázquez dice: “Una canción protesta: ‘Hoy un juramento, mañana una traición / siempre mintiendo amor / etc.’. Mi enfoque agnóstico: en los comicios estatales (30 oct. 1983 al domingo 25 oct. 2015) algunas veces voté en blanco y en otras anulé mi voto; en el futuro, me abstendré de votar, legalmente, entre otros motivos porque tengo 71 años de edad; me considero ignorante, incapaz, inculto, inepto para comprender la ciencia, la economía, la justicia, la política y otras complejidades; desconozco cuáles candidatos a cargos electivos y sus partidos políticos son los mejores a nivel barrial, municipal, provincial, nacional e internacional; muchos políticos acusan de corruptos y mentirosos a otros partidócratas; la democracia argentina no garantiza que sólo elijan y ganen los mejores ciudadanos; casi todos los electores parecen vendedores de humos y ensueños pues desconocen a quienes eligieron y elegirán (concejales, consejeros escolares, legisladores, etc.). ¡Que elijan y se hagan responsables los que dicen saber de lo que se trata según sus propias opiniones!”. PUBLICADO EN EDICIÓN IMPRESA DEL DIARIO "EL DÍA" DE LA PLATA, EN LUNES 19 DE JUNIO DE 2017 DESPUÉS DEL PRESUNTO JESUCRISTO.
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