24 de octubre de 2014

Tutelas sin Corte



—Expedientes por aquí, expedientes por acá... Cuidado, compadre, fíjese dónde pisa. Aquí no se puede dar ni dos pasos seguidos. ¡Esto parece el fin del mundo!  
   —Es el fin de la justicia colombiana. Lo de Kafka es una broma comparado con esto.
   —¿Y de dónde salió tanto papel?
   —Son las tutelas, que llegan como chorros a la Corte Constitucional. Cada día se reciben 4.000 nuevas. Sólo en Bogotá, son cerca de 1.000 las que se apilan en 25 ó 30 bultos diarios.
   —Perdone la ignorancia, compadre. ¿Qué es una tutela?
   —La tutela es un mecanismo aprobado por la Constitución del 91 para garantizar los derechos fundamentales de los colombianos. ¿A que suena bonito?
   —¡Carajo, compadre! ¡Ya está hablando como todo un magistrado!
  —Por ejemplo, si usted cree que alguien está violando su derecho al trabajo, a una educación de calidad, a una vivienda digna o al libre desarrollo de su personalidad, por decir algo, puede poner una tutela en vez de utilizar las vías ordinarias de la justicia, que por lo general no sirven de nada. La Corte debe responderle en un plazo máximo de 10 días, y lo que en dicha resolución se disponga será de inmediato cumplimiento.
   —Entonces es una cosa buena, ¿no?
   —Sí. Lo que pasa es que está mal adaptada al contexto colombiano.
   —¿Por qué, compadre?
   —Porque los magistrados que diseñaron el recurso, sin duda con las mejores intenciones, no se fijaron en una cosa: que en Colombia la vulneración es una forma de vida. Es decir, no tuvieron en cuenta que las violaciones, los atropellos, los abusos, los ultrajes, las tropelías y las ilegalidades se multiplican como los panes y los peces en las bodas de Caná. Son nuestra única forma de moral. Así que, en la lógica de esa ecuación, estaba claro que algún día las tutelas sobrepasarían la capacidad de la justicia. Y ese día, por fin, ha llegado.
   —Pero algo habrá que hacer, compadre. Estos bultos no se pueden quedar aquí tirados.
   —Hay que pensar en una propuesta ambiciosa.
   —¿Invertir más platica en la justicia? ¿Contratar más funcionarios?
   —Yo me refiero a una propuesta de fondo. O mejor dicho, de altura: construir una torre alta, altísima, tan alta tan alta tan alta como el Burj Khalifa de Dubai, que tiene 163 plantas y 828 metros. ¡La más alta del mundo! Imagínese, con tantas plantas disponibles la Corte se descongestionaría en un dos por tres. Las tutelas seguirían llegando a chorros, a mares, pero ya no habría problema de dónde almacenarlas. Y los bultos no se vendrían abajo. Y uno podría caminar por los pasillos. El sistema judicial, en fin, volvería a ser viable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando la ciencia a optado por transitar por caminos aparentemente inviables ha encontrado verdades insospechadas. Que tal que de caminar por esas trochas descubramos una nueva forma de moral ?
De todas formas muy válida la crítica y más válido el humor