7 de enero de 2015
Axilas fucsia
—He aquí mi primer propósito para el año 2015: pintarme los vellos de las axilas de color fucsia.
—¿Lo dice en serio o es otro de sus trucos para captar lectores incautos?
—Completamente en serio. Ya pedí hora en la peluquería.
—¿Y por qué lo hace? ¿Perdió alguna apuesta o es que tiene mucho tiempo libre?
—Nada de eso. Simplemente quiero «estar a la moda». Eche una miradita a las redes sociales y se dará cuenta de que es lo último en tendencias. Como hongos pululan las fotos de gente con las axilas pintadas de rojo, verde, azul, amarillo, naranja, púrpura, morado y fucsia.
—No lo sé, pero noto en sus palabras cierto tonito burlón... ¿Acaso tiene algo contra las nuevas tendencias? ¿O es que usted es enemigo de los «fenómenos virales»?
—Qué va. A mí estas cosas me fascinan...
—No le creo.
—En serio. Si las redes sociales me piden que me tire desde un décimo piso, me tiro sin dudarlo. O grabo un vídeo echándome un cubo de agua helada en la cabeza. O me peino como Cristiano Ronaldo. Yo nunca me quedo «out». Eso sí, lo que nunca haré es comprarme el palo que ahora venden a diestra y siniestra dizque para hacerse las dichosas «selfies».
—Es un alargador. Se llama «selfie stick».
—Bueno, pues para mí es un palo como el de la escoba. Un pedazo de metal con el que algunas empresas se van a llenar los bolsillos a costa de unos cuantos trastornados que van por el mundo haciéndose fotos en cada esquina, en cada calle, a todas horas... Solamente en España, las ventas del aparatito se han incrementado un 450% en un par de semanas. Amazón está desbordado con los pedidos. ¡Esto es alcahuetearles la vanidad!
—Habla usted como si las modas fueran el mal de males. Algo positivo tendrán, ¿no?
—Obvio. Yo no he dicho lo contrario. Toda tendencia crea referentes, y esos referentes marcan una época o un período histórico. Pasó con la peluca de rizos blancos de Luis XIII. O con la minifalda. Las modas refuerzan la identidad individual y, a la vez, permiten que las personas se sientan parte de su entorno. Si no hubiese modas, la Historia sería una larga línea sin variantes: aún viviríamos en el Paraíso cubriéndonos con hojitas de parra.
—¿Y entonces cuál es el problema?
—Por mi parte, ninguno. Allá cada cual con sus palos y sus «selfies». Yo sólo quería contarle a mis lectores que me voy a pintar las axilas de fucsia. O de rojo. O de verde azulado. Aún no lo sé. Depende del color que se esté llevando la próxima semana. Las redes sociales dirán.
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